Los tres podios consecutivos de Bagnaia, coronados con la victoria en Malasia tras los terceros puestos de Tailandia y Australia; contrastan con los resultados de Quartararo, que salvó un podio en Malasia tras dos ceros un octavo puesto, y con un Aleix que no ha sido capaz de pasar de la novena posición en cuatro carreras.
Lo cierto es que estas cuatro carreras han sido el perfecto ejemplo del demoledor dominio de Ducati, pese a lograr solamente dos de las cuatro victorias en juego: Jack Miller inició la gira ganando en Motegi y Pecco Bagnaia la cerró venciendo en Sepang. En medio, Miguel Oliveira y Álex Rins devolvieron a KTM y Suzuki a lo más alto.
Sin embargo, solamente KTM consiguió otro podio más (Brad Binder en Japón), mientras que tanto Honda como Yamaha arañaron una sola presencia en un cajón que Aprilia fue incapaz de pisar tras venir de una racha de ocho podios en las once carreras anteriores.
Siete de los doce podios han estado ocupados por las Ducati, que ha sumado 86 puntos de constructores por los 59 de KTM, la segunda marca mejor parada en ese aspecto:
¿Significa esto que los pilotos de Ducati han arrasado sin piedad al resto de la parrilla? Pues no exactamente. Los dos pilotos que más puntos han sumado en la gira asiática son los oficiales de la firma italiana, con Pecco Bagnaia ligeramente por delante de Jack Miller, a los que se suma Enea Bastianini en la cuarta posición.
Sin embargo, entre ellos se cuela un piloto: Marc Márquez. Tras su accidentado retorno de lesión en Aragón -donde no pudo sumar puntos-, el octacampeón mundial logró la friolera de 53 puntos en el periplo asiático, solo dos menos que Miller y cuatro menos que Bagnaia.
¿Cómo lo ha hecho? Tirando de tablas. Consciente de las limitaciones de su Honda, ha extraído el máximo de puntos posibles en cada una de las cuatro carreras. El culmen fue su retorno al cajón con el segundo puesto en Phillip Island, tras haber sido cuarto en Motegi y quinto en Buriram para cerrar con su peor resultado de la gira: el séptimo en Sepang.
Fue el único piloto de toda la parrilla que acabó en el top 7 todas las carreras (y junto a Enea Bastianini y Brad Binder los únicos que no salieron del top 10). Es más, Márquez ha batido a casi todos los pilotos en al menos tres de las cuatro carreras, con solo tres excepciones.
Pecco Bagnaia y Álex Rins le han ganado en dos de las cuatro carreras, mientras que Jack Miller es el único que lo ha hecho en tres, gracias a que le arrebató la sexta posición en la última vuelta de Sepang.
¿Qué significa esto? Muy sencillo: tras su infierno de lesiones y operaciones, Marc Márquez está realmente preparado para luchar por el título en MotoGP 2023. Su retorno para el tercio final de este curso tenía como objetivo primordial prepararse físicamente para el próximo curso y contribuir al desarrollo de la nueva Honda.
La parte que depende solamente de él está hecha. La duda está despejada: su velocidad sigue intacta. Si a eso se le suma que ha alcanzado un nivel de madurez impresionante que le permite pilotar al límite sin caerse (lleva un cero en 11 carreras y tuvo mucho de mala suerte), parece evidente que -con permiso de Fabio Quartararo y Yamaha-, en 2023 será el principal enemigo del ejército Ducati. Y, si la Honda mejora, se convertirá indiscutiblemente en el rival a batir.
Fuente: motociclismo.es