Una moto eléctrica, ligera y silenciosa se está volviendo el arma secreta de las Fuerzas Armadas de España.
Mientras algunos aún se imaginan a los militares llegando a sus misiones en tanques ruidosos o en grandes helicópteros, en España los equipos de Operaciones Especiales están rompiendo todos los esquemas. Una moto eléctrica tan liviana y silenciosa que puede pasar desapercibida incluso en plena acción. Parece una bicicleta con esteroides, pero esconde una tecnología clave para el sigilo en misiones de alto riesgo.
En el reciente ejercicio internacional SOALI Exchange 25, los operadores del Escuadrón de Zapadores Paracaidistas (EZAPAC) sorprendieron al moverse en motos diminutas, que no hacían casi ningún ruido. Estas motocicletas, aunque parezcan juguetes, están hechas para la guerra: permiten insertarse y extraerse de zonas peligrosas con rapidez y discreción, usando helicópteros, aviones y vehículos ligeros.
Lo más interesante es que no son las típicas motos de guerra que hemos visto en películas o desfiles. Esta vez, el Ejército español ha apostado por vehículos mucho más sutiles. Y es aquí donde entra en escena la Sur-Ron Light Bee, una moto de cross de origen chino con propulsión 100% eléctrica, que ya ha sido adoptada por varias unidades de élite. No hace ruido, no deja rastros evidentes, y sí, se puede cargar con lo esencial para una misión.
Este modelo destaca por su diseño compacto y su chasis de aluminio. Solo pesa 56 kilos (batería incluida), pero puede cargar hasta 100 kg entre el piloto y su equipo. No es rápida como una deportiva, pero sí lo suficiente como para alcanzar 80 km/h, una velocidad más que útil para tareas de infiltración en terrenos complejos. Además, si se activa el modo “eco”, su autonomía puede alcanzar hasta 70 kilómetros sin parar.
Durante la feria militar FEINDEF, se presentó otro avance: un vehículo ligero llamado Netón Mk2, al que se le puede acoplar esta misma moto como apoyo táctico. El resultado es una combinación brutal: movilidad rápida y silenciosa por tierra, con capacidad de observación y reconocimiento al instante, sin que el enemigo tenga idea de lo que se le viene encima.
Las Fuerzas Armadas están adaptándose a las nuevas guerras: ahora se prioriza la velocidad, la sorpresa y el mínimo impacto sonoro. ¿Quién pensaría que una moto tan pequeña podría ayudar a neutralizar amenazas o anticiparse a emboscadas? Hoy, una misión exitosa puede depender más de una buena batería que de una gran explosión.
Y aunque estas motos están lejos de los ojos del ciudadano común, su uso está creciendo entre las unidades especiales. No solo en España: otros países de la OTAN también están probando tecnologías similares. Es un nuevo capítulo en el uso táctico de las dos ruedas, que cambia por completo lo que creíamos saber sobre las motos militares.