La rivalidad fraterna pocas veces se vive tan de cerca como en el motociclismo. El Gran Premio de Cataluña ofreció a los fanáticos una de esas historias que combinan emoción, talento y drama deportivo: los hermanos Márquez luchando rueda a rueda frente a su público.
La afición catalana vivió una jornada inolvidable en el Circuit de Barcelona-Cataluña. Lo que parecía un trámite rumbo al título de Marc Márquez terminó convirtiéndose en una fiesta inesperada: su hermano menor, Álex Márquez, se llevó la victoria en la carrera larga del fin de semana, demostrando que aún tiene mucho que decir en la temporada 2025.
El triunfo tuvo un sabor especial. Álex venía de sufrir una caída el sábado, lo que hacía pensar en un desenlace discreto. Sin embargo, se recuperó con fuerza, pilotó con determinación y consiguió superar a Marc en pista, provocando la ovación de las gradas. Fue un golpe de autoridad que reafirma su condición de candidato sólido para las próximas carreras.
Para Marc Márquez, el resultado significa aplazar su consagración como campeón mundial. Aunque lidera la clasificación con comodidad y su octavo título en MotoGP parece cuestión de tiempo, la emoción por verlo levantar el trofeo deberá esperar al menos hasta Misano, la próxima cita del calendario.
En paralelo, Ducati celebró en Montmeló la consecución anticipada del campeonato de constructores. Con un desempeño colectivo demoledor, la marca italiana confirma su hegemonía técnica y deportiva, extendiendo su reinado en la categoría reina.
La combinación de la victoria de Álex, la espera de Marc y el dominio de Ducati convierte al GP de Cataluña en un capítulo clave de la temporada. Los ojos ahora estarán puestos en Misano, donde el espectáculo promete repetirse con la misma intensidad.