Un invento viral demuestra cómo los imanes pueden reemplazar a los amortiguadores tradicionales.
El creador de contenido e inventor británico Colin Furze sorprendió a millones de usuarios al presentar una bicicleta equipada con suspensión magnética, un sistema experimental que elimina suspensión tradiconal para dar paso a la fuerza de los imanes de polaridad opuesta como elemento de absorción de impactos.
El funcionamiento se basa en un principio físico simple pero eficaz: los polos iguales se repelen. Para lograrlo, Furze modificó el cuadro de la bicicleta e instaló imanes enfrentados en puntos estratégicos. Cuando la bicicleta pasa por un bache, la estructura flexa y los imanes se repelen entre sí, permitiendo un movimiento controlado sin contacto directo entre las piezas.

En las pruebas mostradas en video, la bicicleta con suspensión magnética logra absorber irregularidades del terreno de forma progresiva. La ausencia de fricción mecánica y de componentes hidráulicos permite una respuesta inmediata, algo que diferencia este sistema de las suspensiones convencionales utilizadas en bicicletas urbanas o de montaña.

Sin embargo, el diseño también deja interrogantes. Al intervenir directamente el cuadro, se reduce la rigidez estructural, un factor clave en la seguridad y el rendimiento de una bicicleta. Además, la fuerza de los imanes debe estar cuidadosamente calibrada para evitar rebotes excesivos o una respuesta demasiado rígida.

Más allá de sus limitaciones, la bicicleta con suspensión magnética de Colin Furze demuestra que aún existen caminos alternativos para repensar la absorción de impactos. Un concepto llamativo que, aunque experimental, abre la puerta a nuevas ideas sobre cómo podrían evolucionar las suspensiones del futuro.



