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Internacional | Rocket 400: La pitbike que desafía la lógica

Una antigua Kawasaki KV75 transformada en la Rocket 400, una pitbike con 10 veces más potencia que su versión original, pone a prueba la audacia de los pilotos.

Pequeñita pero matona: una pitbike con un motor de 400 cc y 2T

La Rocket 400 es una transformación radical de la Kawasaki KV75, una pequeña pitbike que nació en los años 70 como una moto tranquila y accesible. Ahora, gracias a una osada preparación, esta minibestia ha dejado atrás su inocente motor de 75 cc y 4 CV para incorporar el de una Kawasaki KH400, un tricilíndrico de dos tiempos con cerca de 40 CV. El resultado: una máquina que parece un juguete pero que exige manos experimentadas para dominarla.

Las pitbikes tuvieron su auge hace dos décadas como motos asequibles y divertidas para circuitos de karting. Sin embargo, algunas modificaciones como esta Rocket 400 han llevado estos vehículos a niveles extremos, convirtiéndolos en auténticos misiles. En lugar de competir, esta moto parece diseñada para desafiar la lógica y poner al límite a quienes se atrevan a subirse.

La unión de dos modelos emblemáticos ha dado paso a la Rocket 400

El nuevo corazón de la Rocket 400, proveniente de la KH400, no solo le da potencia sino también una velocidad máxima que roza los 160 km/h. Aunque la pregunta que surge es: ¿es realmente manejable una moto tan pequeña con un motor tan potente? Con su corta distancia entre ejes, el control es un reto, y acelerar sin cuidado puede levantarla con facilidad, convirtiéndola en una experiencia tan emocionante como peligrosa.

En términos de diseño, la Rocket 400 sigue siendo una pitbike compacta, pero la comparación con su versión original es abismal. Mientras la Kawasaki KV75 fue creada como una competencia para la Honda Monkey, esta versión preparada está muy lejos de ser un simple juguete. Es una máquina explosiva que parece hecha más para impresionarse que para usarse.

Montar en ella debe ser tan aterrador como parece

El tricilíndrico de la KH400 tiene cinco marchas, lo que permite exprimir toda su potencia. Este motor estaba diseñado para una moto más grande y pesada, lo que hace que en la ligera Rocket 400 sus capacidades sean desproporcionadas. Con un diseño que parece inofensivo, pero con una potencia que podría competir con motos más grandes, es un proyecto que mezcla adrenalina con insensatez.

Aunque la Rocket 400 es un espectáculo digno de admirar, su practicidad queda en entredicho. Subirse a esta pitbike es casi como montarse en un toro mecánico: emocionante, pero impredecible. A más de 30 km/h, su estabilidad ya genera dudas, y a velocidades mayores, parece más un desafío que una experiencia segura.

El motor tricilíndrico empuja más de lo que jamás hubiera imaginado el ingeniero que diseñó la pequeña K75

Este tipo de modificaciones, aunque extravagantes, demuestran hasta dónde puede llegar la creatividad en el motociclismo. La Rocket 400 no es solo una moto, es una declaración: cuando se trata de personalización, no hay límites, aunque eso signifique crear un monstruo indomable.

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