En medio del caos y el tráfico, repartidores en moto facilitaron la llegada de los rescatistas, demostrando que la solidaridad motera no tiene fronteras.
La tragedia en el Real Plaza Trujillo dejó destrucción y desesperación, pero también demostró la solidaridad de los motociclistas. Un grupo de repartidores venezolanos ayudó a los bomberos a llegar al lugar del siniestro en medio del tráfico colapsado.
El incendio en el centro comercial generó pánico y caos en la ciudad. Con las calles bloqueadas por el tráfico, las unidades de emergencia tuvieron dificultades para acceder a la zona afectada. Las llamas avanzaban y cada minuto contaba.
En medio de la emergencia, repartidores de delivery, en su mayoría venezolanos, actuaron sin dudar. Usando sus motos, ofrecieron transporte a los bomberos, permitiéndoles llegar con rapidez hasta el lugar del desastre. “Vimos que no podían avanzar y decidimos ayudar, no podíamos quedarnos de brazos cruzados”, relató uno de ellos.
Testigos y videos en redes sociales muestran cómo los motociclistas transportaban a los rescatistas entre el tráfico. También llevaron suministros médicos y ayudaron a trasladar heridos a zonas seguras. Su rápida acción fue clave en los momentos más críticos.
Este acto de solidaridad ha sido ampliamente reconocido en redes sociales. Muchos ciudadanos trujillanos han expresado su gratitud, destacando la valentía y entrega de los motociclistas, quienes arriesgaron su propia seguridad para ayudar.
Más allá de esta tragedia, la acción de estos repartidores demuestra el valor de la comunidad motera en situaciones de emergencia. La movilidad y rapidez de las motos las convierten en aliadas cruciales para el auxilio inmediato cuando el acceso es limitado.
El compañerismo y la ayuda desinteresada son parte del espíritu motero. En situaciones como esta, queda claro que los motociclistas no solo recorren la ciudad para trabajar, sino que también están dispuestos a tender una mano cuando más se necesita.
La solidaridad sobre dos ruedas no tiene fronteras ni nacionalidades. Lo ocurrido en Trujillo es un recordatorio del impacto positivo que pueden tener los motociclistas en momentos de crisis, demostrando que, más allá de su labor diaria, son verdaderos héroes anónimos.