El motociclismo eléctrico ya no es una promesa, es una realidad. Y si hay una marca que ha demostrado que puede cambiar las reglas del juego, esa es Stark Future. Tras conquistar el mundo del motocross con la Varg, la startup catalana prepara su salto más ambicioso: motos de carretera que convivirán con las de gasolina, ofreciendo nuevas experiencias y alternativas para quienes buscan innovación. La revolución está en marcha, y el asfalto será su próximo escenario.
Cuando Stark Future presentó la Varg en 2021, sacudió el mundo del motocross eléctrico: una moto ligera, potente, silenciosa y capaz de competir de tú a tú con las 450 de gasolina. Ahora, esta startup catalana da un paso más: desarrollar motocicletas de carretera que no solo igualen a las térmicas, sino que las complementen con ventajas propias en diseño, autonomía y experiencia de conducción.
El asalto al asfalto ya es oficial
Anton Wass, fundador y CEO de Stark Future, lo deja claro: la estrategia de expansión hacia el segmento de calle está cuidadosamente planificada. Primero fue la Varg, con miles de reservas en días y ventas récord que catapultaron a la marca como fenómeno global. Ahora apunta más alto: quiere demostrar que la movilidad eléctrica también puede ofrecer sensaciones y rendimiento al nivel que esperan los motoristas de siempre.
“Queremos demostrar lo que una eléctrica puede hacer”, una declaración clara
Wass explica que todavía hay quienes dudan de que una moto eléctrica de calle pueda ser competitiva. Su objetivo no es reemplazar a las de gasolina, sino mostrar que existe una alternativa distinta, con carácter propio. Una filosofía respaldada por tecnología desarrollada internamente y una visión a largo plazo.
Ventaja vertical: potencia, control y eficiencia
La Stark Varg MX 1.2 es un ejemplo del ingenio técnico de la firma: 80 CV ajustables desde el manillar (10 a 80 CV), batería estructural, chasis de magnesio, sistema Arkenstone tipo “smartphone de grado militar” y desarrollo liderado por el ex campeón mundial Sébastien Tortelli. Stark diseña y produce motor, batería y electrónica de forma propia, asegurando control sobre calidad y costes.
Producción global segmentada
Wass anticipa una estrategia dual de fabricación: las versiones premium se ensamblarán en su planta de Viladecans (Barcelona), mientras que modelos más accesibles para Asia (mercados donde predominan las motos utilitarias) se producirán localmente. Así aseguran competitividad en cada mercado.
Crecimiento vertiginoso
El respaldo financiero no ha tardado en llegar: Stark ha reportado ventas por decenas de millones de euros, con una red de más de 400 distribuidores en 50 países. Además, mantiene colaboración con Royal Enfield, empresa que invirtió en la startup y comparte futuro tecnológico en movilidad eléctrica.
Stark Future avanza con paso firme: de dominar el motocross a desarrollar motos eléctricas de carretera que buscan convivir con las de gasolina y enriquecer la oferta para los motoristas. Calidad técnica, visión global y una ambición clara de aportar una opción distinta al mercado. Con la supermoto como antesala, su desembarco en naked, deportivas y modelos urbanos ya está en camino: el futuro eléctrico que prometen se perfila como un nuevo capítulo para el motociclismo, no como el final del anterior.